Probablemente haya aterrizado aquí porque le interesa el vino y no el software. No obstante, nos permitiremos aquí una pequeña digresión técnica. Puede ser aburrido, pero merece la pena. Porque así podemos demostrarle por qué nuestra solución aporta algo a todo el mundo del vino.

El vino es la aldea gala de la industria alimentaria. Esta última está dominada por una docena de grandes empresas. Esto también se aplica a submercados como la cerveza o los licores. Anheuser-Busch InBev tiene una producción de cerveza de 567 millones de hectolitros*, Diageo registra una facturación anual de 11.750 millones de libras esterlinas**.
En el vino -gracias a Dios o a Baco- no hay proveedor con tanto poder. Al contrario: está lleno de pequeños y microproveedores. ¿Sabía que en Italia hay más de un millón de viticultores?
Esto aporta grandes ventajas, como la diversidad, las ofertas locales y el funcionamiento de la competencia, pero también retos. Uno de ellos, el difícil intercambio de conocimientos, lo hemos tratado en profundidad en este artículo.
Hoy queremos explicar qué tiene que ver nuestra solución informática con las especificidades de este mercado. Y por qué no queremos dominarla (y probablemente no podríamos aunque quisiéramos).
¿Qué tipos de software existen?
En primer lugar, había aplicaciones centralizadas que funcionaban (o al menos lo parecían) a través de un único sistema. Una herramienta como MS Office es un buen ejemplo de ello. Curiosamente, la mayoría de los nuevos proveedores también intentan centralizar su software. Desde el punto de vista del proveedor, la ventaja es clara: conserva el poder y el control. Una vez que se tiene un cierto número de usuarios, los beneficios se disparan.
Más tarde, con Internet, llegaron las aplicaciones descentralizadas o distribuidas. Los sistemas entre iguales (P2P) se hicieron muy populares muy pronto. Surgieron a finales de los años 90 y rápidamente se dieron a conocer en todo el mundo porque innumerables personas intercambiaban archivos de música MP3 (la mayoría de las veces de forma no del todo legal...). La tecnología que había detrás era revolucionaria, pero como las aplicaciones eran problemáticas desde el punto de vista legal, no tardaron en hundirse de nuevo.
P2P tenía otros puntos débiles. ¿A quién le importa mantener y ampliar un sistema? Así que el mundo del software pronto volvió a estar más centralizado.
Luego llegó la cadena de bloques (blockchain)
Tuvieron que pasar casi dos décadas para que las aplicaciones de blockchain llegaran al mercado "en serie". Utilizan un principio similar que puede explicarse bien utilizando la banca electrónica como ejemplo. En lugar de que un proveedor central (el Banco X) le proporcione una base de datos (en última instancia, su cuenta no es otra cosa), la base de datos (por ejemplo, la criptomoneda más conocida, Bitcoin) está ahora descentralizada. Cada usuario tiene una copia de todos los datos, son visibles y, sin embargo, en gran medida anónimos en la red.
Conceptualmente, este planteamiento nos parece apasionante. Y justo para la industria vitivinícola. Porque creemos que sólo una solución que distribuya energía puede ofrecer valor añadido a todos. No te preocupes, esto no tiene nada que ver con la violación de los derechos de autor y las monedas altamente especulativas, sino con la tecnología subyacente.
Aportamos al mercado una solución multipartita. Todos los participantes (el vinicultor, el importador, el comerciante de vinos, el amante del Barolo) pueden intercambiar datos directamente entre sí y tener acceso a la información (¿Es este vino auténtico? ¿Se ha guardado siempre correctamente? ¿Cuándo debo beberlo?), posibilidades de contacto directo e influencias. Sin que nosotros, como proveedores, tengamos poder sobre ella.
No somos el AirBnB de la industria vinícola
La década de 2010 fue la de las plataformas de software. AirBnB y Uber, como ejemplos más famosos, dieron la vuelta por completo a enormes industrias, al igual que el iPod había cambiado anteriormente la industria de la música.
Por desgracia, no sólo para mejor. Gracias a los efectos de escala, algunos proveedores adquirieron un enorme poder de mercado, que naturalmente explotaron. Esto ha tenido a veces graves consecuencias, por ejemplo el aburguesamiento de centros urbanos enteros o el problema de que los taxistas, cuyos salarios ya no eran especialmente altos antes, ganen ahora aún menos dinero.
Queremos distanciarnos claramente de esto. No queremos acumular todo el poder posible e intentar participar en todas las transacciones del mercado. Por un lado, esto es ilusorio y, por otro, significaría que tendríamos que hacer nuestro software más complicado, más elaborado y más propenso a errores. No queremos eso.
Nuestro modelo de negocio
Intentamos combinar las ventajas de un sistema centralizado (estabilidad, mejora continua, responsabilidad) con las de una red P2P abierta (democratización, es decir, poder e influencia para todos los participantes).
VERIWINE es una especie de infraestructura para la industria vitivinícola. Permitimos a los vinicultores proteger sus vinos de las falsificaciones y reforzar así su marca. Ayudamos a los importadores a hacer sus procesos más eficientes y su marketing más específico. Gracias a nosotros, los amantes del vino pueden encontrar vinos que también podrían gustarles o tener la oportunidad de dar a los vinicultores su opinión directa sobre un vino.
A cambio, cobramos unas tasas que nos permiten mantener el software, prestar asistencia y ampliar continuamente nuestra oferta. Más adelante, cuando queramos llegar al mayor número posible de clientes finales, también tenemos previsto ampliar nuestro marketing.
Todo lo demás, sin embargo, se lo dejamos a cada uno de los agentes del sector vitivinícola. En otras palabras, a ti. Las posibilidades son infinitas.
¿Tienes alguna idea?
VERIWINE permite a los innovadores del sector encontrar un mercado, desde la siembra hasta el servicio. Nuestra plataforma puede utilizarse para compartir conocimientos sobre agricultura inteligente, así como teoría de cursos de vino, una velada en un restaurante con un maridaje especial u otras experiencias enológicas.
Precisamente porque no somos el proveedor central, hay pocos límites, salvo quizá su imaginación. O dicho de otro modo: la aldea gala de la industria alimentaria no será tan fácil de conquistar en el futuro. Tiene una poción mágica. ¿Quieres un sorbo tú también? Pues inscríbete aquí.
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